Son segundos los que bastan para evitar una muerte inminente, sin embargo los segundos decisivos transcurren con gran rapidez cuando faltan los necesarios conocimientos y capacidades. Y la propia inseguridad se convierte en la causa de un proceder equivocado.
La persona que presta los primeros auxilios a un herido o a un enfermo en caso necesario, tiene que reunir unos conocimientos teórico-prácticos amplios, no perder su sangre fria en presencia de una urgencia, prestando auxilio eficaz en la acción correcta y precisa, evitando todo acto nefasto, actuar razonablemente, con lógica, prudencia y consciente de sus limitaciones.
La actuación básica del auxiliador básicamente comprende
- Dominar la situación
- Proceder con serenidad.
- No hacer lo que ignora.
- En la duda, abstenerse.
- Obrar con espíritu de improvisación.
- Considerar toda cura provisional
- No ignorar posible gravedad.
- Ampliar conocimientos de primeros auxilios constantemente