Aquellos que sufran hipertensión, o tengan familiares al lado que la padezcan, habrán oído muchas veces aquello que los especialistas recomiendan: limitar el consumo de sal en las comidas. Esta limitación estaba sobre los tres o seis gramos de sal al día para colaborar con nuestra salud. Pues bien, según un estudio estadounidense publicado recientemente en la revista Open Heart, no es la sal sino el azúcar el culpable de perjudicar la tensión, y al que deberíamos apuntar para combatir este problema.
El azúcar de mesa que utilizamos para endulzar la comida, también llamado sacarosa, está compuesto por dos monosacáridos: la glucosa y la fructosa. La glucosa ya es un componente común en alimentos procesados, pero la fructosa lo es aún más como edulcorante. Presente en el sirope de maíz, es el edulcorante por excelencia entre esos alimentos procesados industrialmente, en especial entre bebidas de frutas y en refrescos.
En el estudio, acabaron concluyendo que un consumo elevado de azúcares incidía significativamente en los aumentos de la tensión, así como también de la presión arterial. De esta manera, la personas cuyo consumo de calorías de azúcar se elevaba por encima del 25% tenían un riesgo 3 veces mayor de morir a causa de enfermedades cardiovasculares. Según el estudio, también las dosis moderadas de azúcar pueden llegar a causar daños en la salud de quienes lo consumen.
¿Cómo consigue hacer todo eso la fructosa? Mediante la combinación de los distintos desarreglos que provoca, como el aumento de la frecuencia cardíaca, la retención renal de sodio y la resistencia vascular. No sólo pueden interactuar para provocar el aumento de la presión arterial, sino que también favorecen la demanda de oxígeno por parte del miocardio.
Sin embargo, cabe resaltar que no todos los azúcares son perjudiciales para la salud. Si aquellos ingeridos tienen un origen natural, como por ejemplo aquellos que provienen de las frutas, el efecto que tienen sobre la salud no sólo no es perjudicial, sino que incluso pueden llegar a ser beneficiosos.